
La Universidad del Rosario es una de las mas viejas y con mas historia de Colombia, fue en sus claustros donde el sabio Caldas adelantó la mayoría de sus investigaciones incluso analizando los descubrimientos de la expedición botánica, también fue en el famoso claustro donde los estudiantes regaron panfletos de la Revolución Francesa con los ideales de ciudadanía, derechos e igualdad que se volverían pilares fundamentales de la Constitución de Cúcuta, la primera Constitución Republicana de Colombia. Hoy en día la Universidad sigue dando ejemplo, descubrieron recientemente una posible cura al Alzheimer en abejas, resolviendo un masivo problema ambiental también sus egresados ocupan cargos importantes para el país, como Senadores, Representantes a la Cámara, Magistrados de altas cortes incluyendo la Constitucional, por sus aulas han pasado ministros, embajadores y la mayor cantidad de presidentes de cualquier Universidad en Colombia. Todo esto para decir que la Universidad del Rosario ha sido desde antes de la mismísima república una institución de importancia para todo el país, y lo que pasa en ella también lo es.
Por todo lo anterior no podemos decir que no sea un orgullo ser Rosarista, y la Universidad le ha dado las herramientas a mas de uno para salir adelante incluso con todo en contra. El problema es, ¿Qué pasa cuando una institución tan importante cae en malas manos?
Alejandro Cheyne llegó a la Rectoría de la universidad en el año 2018, es economista de formación y antes de rector se desempeñó en la Facultad de Administración de Empresas con varios cargos incluyendo decano. El perfil de Cheyne no es como el de otros que han ocupado el cargo de rector. Para un cargo donde la mayoría sale a ser ministro o llega después de alguna designación importante a nivel nacional o internacional, su perfil era bastante menos conocido. El problema no es tanto que no tenga el historial que han tenido algunos en la institución, pero desde que llegó al poder no ha hecho más que buscar como puede volver a la Universidad su plataforma personal para conseguir más poder.
Entre los pasillos del Claustro en el 2022 se rumoraba que lo que el rector en realidad buscaba era ser ministro de Federico Gutiérrez. No está necesariamente mal tener tal ambición, pero su favoritismo por ese sector político era evidente y descarado, el ex-Ministro de Duque, Diego Molano frecuentaba espacios en la Universidad que no gozaba ningún político de la oposición de ese momento y eventualmente llegó a ser profesor de una cátedra de Relaciones Internacionales para la cual había docenas de profesores más calificados. Miguel Gómez llegó a la Decanatura de Economía saltando al frente de docenas de economistas esperando en la facultad. Gómez y Molano no son los únicos ejemplos, recientemente Salud Hernández quien ni siquiera es politóloga dictó la reconocida “Cátedra Colombia” para evaluar la situación del país con una facultad llena de politólogos con doctorado que fueron ignorados, y esto son solo las menores fallas de manejo.
La Universidad está con deudas monumentales, según la investigación del Espectador hay una deuda de cerca de 120 millones con diferentes bancos. Una obra que llevaron a esta deuda es la de un edificio en la 90 con autopista que hasta donde llega mi conocimiento como Estudiante nunca ha sido sede de ningún panel académica y rara vez (si siquiera ha pasado) es visitado por los estudiantes que en teoría lo tienen a su disposición para relajarse y trabajar en la salud mental. Otros proyectos de infraestructura se han llevado acabo en el periodo de 6 años que lleva Cheyne, muchos que ni siquiera se han podido renovar, y todo esto a la expensa del estudiante. Programas de apoyo como uno que existe de apoyo de almuerzos a los estudiantes becados fue recortado a solo hasta 11 almuerzos al semestre, precios de la cocina han subido hasta el punto donde muchos estudiantes que dependían de esta para poder comer en la Universidad ya no son capaces y cada semestre los precios suben y suben.
Además, si no fuera suficiente con los recortes y el favoritismo para puestos claves, como ya ha sido cubierto por varios medios de comunicación el despido o la no renovación sin explicación de muchos profesores y administradores se ha vuelto una práctica recurrente. Como le dijo a la W una ex-administradora quien había trabajado por años la nueva norma es la obediencia, es como si la única forma de mantener el puesto es obedecer a Cheyne. En la carrera de historia solo hay 4 profesores hoy en día, como lo denuncian los estudiantes y la desfinanciación incluso amenaza la misma existencia de la Escuela de Humanidades. Los profesores corren con miedo de ser despedidos mientras la Universidad actúa de escampadero político de los aliados del rector, las finanzas siguen y siguen empeorando mientras la vida de los estudiantes se vuelve mas cara. La Universidad que ayudó tanto con la independencia de este país ahora necesita de su ayuda. Una vez en los pasillos del claustro se habló de la libertad de expresarse, de que todo ciudadano tenía derechos y que lo que importa es que haces no quien eres, pero el derecho a la protesta por el que los Rosaristas pelearon hace tantos años, hoy lo utilizaremos los estudiantes para decir de una vez por todas: “Chao Cheyne!”.
Por: Sergio Villarreal