Destrucción de riqueza en sociedades limitadas

Douglass North, economista e historiador estadounidense, premio Nobel de economía en el año 1993, en su obra "Instituciones, cambio institucional y desempeño económico" explica que las mismas son de dos tipos, formales e informales y que ambas existen debido a la incertidumbre que genera la interacción de las personas dentro de una sociedad.


Señala también que algunas de estas instituciones, favorecen el crecimiento económico mientras que otras, su estancamiento; señalando que esto depende del acceso limitado o abierto que dichas instituciones permiten a los diferentes actores que pretendan invertir en una sociedad.

North, al hablar de Instituciones, no se refiere a organizaciones como el congreso, las universidades o a las empresas, sino que hace alusión a las reglas de juego o de comportamiento mediante las cuales se regula la actividad humana y que evitan el desorden total en dicha actividad o la generación de violencia o de caos dentro de las organizaciones sociales.


Para el estadounidense, existen por tanto instituciones formales como las leyes, las regulaciones o las normas y de otra parte, existen instituciones informales como las costumbres, las creencias y en general el acervo cultural que atañe a una sociedad determinada.

Por tanto, en sociedades de acceso abierto, la solución a los necesidades o desafíos económicos o políticos, pueden surgir de cualquier individuo mientras que en las de acceso limitado solo participan algunos actores cercanos o favorecidos por el poder decisorio de dichas Instituciones formales e informales, incrementando lo que North denomina costos de transacción o el valor que se debe pagar para poder hacer negocios de manera eficiente y rentable dentro de dichas sociedades.

Estos costos tienen que ver con el dinero que se debe invertir para celebrar contratos dentro de las sociedades, hacerlos cumplir y en general proteger la inversión a realizar para que sea rentable.

Ya que desde la perspectiva liberal, el desarrollo de una sociedad depende del desarrollo económico, el cual mediante el ahorro y la inversión mejora la productividad y a su vez eleva la calidad de vida de sus integrantes, debe haber entonces, según propone North, un equilibrio entre las instituciones formales e informales, lo que conlleva a una reducción de los mencionados costos de transacción.

En sociedades en donde son bajos los costos de transacción, el desarrollo económico es acelerado y sostenible, primando en ellas elementos como la seguridad jurídica, bajos niveles de corrupción, aparatos estatales eficientes, cultura con valores como la honestidad, el amor al trabajo o el respeto a la propiedad privada a la libertad y a la vida.

De otra parte, las sociedades en las cuales no priman estos elementos sino que más bien rigen la corrupción, el nepotismo, las prebendas o la violencia generalizada, los costos de transacción son muy elevados generando economías ineficientes y pobres en donde para invertir en algún sector, la rentabilidad debe ser muy alta para poder cubrir dichos costos, haciendo atractivo invertir solo en rubros como la minería o los hidrocarburos, lo que conlleva a construir economías básicamente de extracción con el consecuente atraso en las demás áreas de desarrollo económico y social.

North, sin la dimensión mediática de otros premios Nobel como Milton Friedman, George Stigler, Friedrich Von Hayek o Paul Krugman, es un referente obligado de lectura y comprensión para toda la clase política que se dice servidora pública en cualquier nación.

Colombia, quinta economía latinoamericanas en términos de PIB (venia de ser la cuarta, pero fue superada de nuevo por Chile, según datos de la CEPAL al cierre de 2023) ha dado mediante el ejercicio de la democracia, una oportunidad a "el cambio" el cual efectivamente se está llevando a cabo, al menos en términos de destrucción de riqueza con la disminución del crecimiento de su PIB y de la consolidación de lo que North denomina sociedades de acceso limitado, con factores como el incremento de la inseguridad, el aumento del gasto público mediante el ensanchamiento del estado y el aumento de la incertidumbre con un gobierno que no muestro método en su ejercicio pero si una marcada ideologización en sus decisiones como su pretendida renuncia a la exploración de hidrocarburos, cosa que ningún gobierno del mundo propone, ni siquiera un Brasil con un gobierno también de izquierda.

Alejandro Grisanti director y socio fundador de Ecoanalítica, señalaba hace unos meses para la Voz de América sobre la elección de alternativas de izquierda en los gobiernos de América Latina, que "no es correcto pensar en los ejes de izquierda y derecha, sino más bien en una población latinoamericana sedienta de cambio y que busca precisamente votar contra el gobierno de turno".

Lo anterior también lo lleva a concluir que dicha elección es una especie de voto castigo que desconoce los efectos de aplicar políticas populistas en entornos económicos complejos afectados por la pandemia y por problemas estructurales históricos que dificultan la expansión del gasto fiscal y la reducción tributaria. Esto último afecta especialmente a las empresas que son las que mediante elementos como la tributación y la generación de empleo, sostienen el desarrollo económico de los países.

Desde esta lógica, el fortalecimiento de sociedades en América Latina de acceso limitado no es culpa de los gobiernos elegidos, ellos fueron claros en sus propuestas, los verdaderos responsables son los electores quienes junto con aquellos que no compartieron sus preferencias electorales, deberán tarde o temprano recorrer el empinado sendero de reconstruir las condiciones de generación de riqueza y de bienestar para sus naciones sin saber con certeza el horizonte de tiempo que tomará este recorrido.

Mario Alberto Bedoya
Analista Financiero y de @doctrinas.co

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